sábado, 21 de febrero de 2009

Poemas de Luis Daniel Pino y Verónica Delgado

Congoja altruista
Los sueños cambiaban
de un día para otro.
La nieve y la locura
se derretían a nuestros pies.
Cada instante era un despertar
y cada despertar una brújula
sin sentido de la orientación.

Eras una hembra mutante,
manejabas las agujas del reloj.
Yo un soberbio hambriento,
un perro sin columna vertebral.

Todas las mañanas pedías
más versos, de rodillas.
Yo me comportaba como
un traficante de poemas.
Dosificaba mis frases,
las expulsaba con mucho amor
para que no te intoxicaras.

Pero tú siempre querías más:
Más vida, más carne,
más poesía.

Yo salía del cascarón
cada vez que cogía la pluma.
Tu presión sanguínea cambiaba
al compás de las rimas,
veíamos cómo un conjunto
de palabras desordenadas
inundaban nuestras vidas
de flores silvestres.

Me castigabas sin pechos,
sin caricias
cada vez que te negaba la lectura
a la hora de tus apetencias.
Llorabas cuando tenías hambre
como una niña pequeña
muy caprichosa.

Hasta que llegó
el día mas hermoso de nuestras vidas,
el día de nuestra muerte.

Nos dimos cuenta
que los poemas
no nos pertenecían.

Luis Daniel Pino, de Vértices de la memoria (2006)


Relación a distancia
He encontrado una sortija entre los cojines de mi sillón.
Yo también me acostumbraría a vivir sin ti
si viviera en Turquía.
¿Hay fotos mías en Estambul?
Yo hoy tuyas he visto tres:
Te he pintado un bigote rojo.
Y me he reído.
Me he reído un rato
en alto y desde dentro.
Después he sacado alguna carta.
He doblado una hoja creando un rectángulo
y he recortado pequeñas semiesferas en el doblaje
y triángulos por los bordes...
y al abrirlo,
parecía un pequeño mantel para el desayuno.
He rescatado algunas sílabas para crear
un poema vanguardista:
Si- mie- col- dist- am- lej- junt
Pero me he aburrido.
He invitado al té a un chico rubio
que conocí en la calle;
hemos untado el pan de mantequilla encima de tu carta;
y después hemos puesto mermelada de fresa.
Hemos hecho el amor en todos los rincones.
En la cocina,
en el lavabo,
en la mesa del salón,
en la habitación de los niños
y en tu cama.

Aquí ya no hay huellas tuyas,
ni un poco de olor,
nada.
Y allí, en Estambul
¿hay fotos mías?

Verónica Delgado, poema inédito


II
A veces
me tomaba el pelo
con su forma
de admirar
lo que yo nunca
sospechaba.
Y otras
me amaba
con la quinta sinfonía
de Beethoven.
En su descaro
se derretían las velas,
se nos paraba el tocadiscos
brindábamos por el destino
como dos locos.

Luis Daniel Pino, poema inédito de Air Blues

The night of the hunter


La noche y el cercano chillido de mi ropa tendida.
Una jaula abierta y tres plumas verdes de un papagayo.
Bajo mi lecho hay un lago,
un lago espeso que no me hunde.
El agua me da miedo y, a esta hora,
se confunde con la tinta de un calamar.
Y el silencio.
En noches de silencio exacto
se perfila en mi ventana
la sombra de un predicador.

Verónica Delgado Mayordomo, poema inédito.

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